A sus 85 años, don Ramón Quintero recorre las calles de Ocaña vendiendo piñas: un ejemplo de dignidad y trabajo
Con una piña en la mano y una historia de vida que conmueve, don Ramón Quintero, un hombre de 85 años, camina diariamente por las calles de Ocaña ofreciendo su fruta con una sonrisa. Su presencia sencilla, pero firme, se ha convertido en un símbolo de esfuerzo y honestidad para muchos ocañeros.
Hace 15 años dejó el campo, sus cultivos y los prados que tanto amaba, para venirse a vivir con sus hijas. Aunque confiesa que “la vida en el campo es más bonita”, decidió acompañar a su familia en la ciudad, adaptándose con valentía a una nueva realidad.
Lo que más llama la atención es que, a pesar de su edad, no espera ayuda ni extiende la mano. Él prefiere salir cada día, caminar las calles y vender piñas que carga en sus propias manos. Su dignidad, constancia y deseo de seguir activo lo convierten en un verdadero ejemplo para las nuevas generaciones y para quienes, en vez de buscar trabajo, prefieren pedir limosna.
“Uno puede vivir del trabajo honrado. Hay que tener ánimo y no dejarse caer”, nos dijo durante una breve conversación.
Desde el Semanario La Provincia reconocemos y valoramos la historia de vida de don Ramón, un campesino de corazón que, aún en la ciudad, sigue sembrando enseñanzas.
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